Al ver que el ojo, la mano, el pie y cada uno de nuestros miembros tiene una función obvia, ¿no debemos creer, de igual modo, que un ser humano tiene una función por encima y más allá de esas funciones particulares?
¿Nunca se han sentido engañados? ¿Que tal, si les digo que todos nosotros constantemente lo estamos siendo? Mediante este blog, les voy a demostrar la sutileza de dicho engaño, propiamente llamado, falacia. Y es que aún sigo siendo un gato y no tengo rabo de liebre.
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